Los hornos holandeses son unas ollas cilíndricas de hierro o cerámica con o sin esmalte y con una tapa hermética que tienen la particularidad de proporcionar y repartir de manera constante y uniforme el calor a los alimentos cocinados en ellas, y que además puede ser utilizados en múltiples focos de calor, ya sea fuego, gas e incluso soportar temperaturas muy altas como las del interior de un horno, es por ello que casi cualquier preparación culinaria se puede realizar en un horno holandés.
Pero los hornos holandeses no son una olla de nacimiento reciente si no que tienen su historia y ya desde hace unos siglos. Se cree que fue el inglés Abraham Darby cuando en el año 1704 fue a Holanda para ver como los holandeses habían mejorado su producción de hierro fundido quedando tan impresionado con su trabajo, que cuando llegó a Inglaterra comenzó a fabricar sus propios “hornos holandeses”, de ahí su nombre.
El hierro fundido holandés se hizo famoso sobre todo en las primeras colonias americanas convirtiéndose en un elemento imprescindible de menaje. Las primeras versiones tenían en su parte superior una tapa una zona plana o convexa según el modelo, donde el cocinero echaba brasas calientes para proporcionar calor por la parte superior, permitiendo cocer de esta manera panes, galletas e incluso hornear pasteles, detalle muy importante en estas épocas en las que no existían los hornos domésticos.
En la actualidad que ha vuelto la moda de hornear pan casero, muchos de los artesanos panaderos elaboran panes rápidos en este tipo de ollas ya que actúan de manera similar a una chimenea de piedra de un horno de pan de leña, además su tapa hermética retiene la humedad y el vapor creando una corteza crujiente muy apetecible. Pero también se emplean para elaborar guisos, asar carne, sopas e incluso para freír.
Tipos de hornos holandeses
Podemos encontrarnos básicamente dos tipos cuando vayamos a escoger nuestro modelo.
- De hierro fundido: Excelente conductor del calor y muy buscado por los grandes cocineros. Este material soporta temperaturas altísimas sin degradarse y es por ello el que mayores ventajas ofrece a la hora de emplearlo para muchas preparaciones. En su contra tiene que al no ser esmaltado necesita una limpieza y cuidados especiales para evitar la oxidación y pueda durarnos durante muchos años.
- Esmaltados: El núcleo sería de hierro fundido, cerámica u otro metal como el aluminio pero recubierto por una resistente capa de esmalte. Como no requiere cuidados específicos son el modelo ideal para aquel que busque comodidad en la cocina. Pero conviene siempre antes de someterlos a altas temperaturas consultar las instrucciones del fabricante.